Desde este blog, hemos compartimos nuestra experiencia sobre ‘¿Qué es una organización realmente basada en personas?’ y también ‘¿Por qué una organización debe basarse en las personas?’. También desde nuestra experiencia experiencia contamos CÓMO iniciar el camino de crear o transformar una organización tradicional en una organización basada en las personas:

decalogo

1.- Qué me dicen las tripas?

Esto es lo primero que hay que tener claro: las personas nos movemos por nuestras emociones no por las razones, nos movemos por el querer y no por el deber. El proceso de la acción se inicia con el sentir, le sigue el pensar y por último el hacer. Si lo que sentimos en las tripas cuando escuchamos o leemos qué significa el concepto de ‘organizaciones basadas en personas’ no nos mueve a la acción, mejor esperar.

2.- Informarme, leer, ver, contrastar…

Hay muchos ejemplos en los que mirarse. Nosotros en ‘ner group‘ tenemos un canal de video y en K2K editamos publicaciones que se pueden descargar libremente en las que contamos decenas de experiencias. Pero si indagáis, si preguntáis, seguro que encontráis más y más ejemplos diferentes, y cuanto más los conozcáis, mejor.

3.- Querer

Pero de verdad. Decidirlo y ser consciente de que lo he decidido y de que realmente es lo que quiero.

4.-Compartir con las demás personas

Si trabajo con otras personas, no es suficiente con que yo quiera (independientemente del puesto que tenga en la organización, aunque sea el director o el dueño). Las demás personas también tienen que querer, por lo que habrá que conseguir que el resto también siga los pasos 1 y 2.

5.- Decidir cambiar entre todos, formalmente, con la máxima legitimidad

Lo peor que podemos hacer es intentar avanzar hacia una organización basada en personas, empezando por ignorar a las propias personas. El cambio se hace desde el propio inicio, dando a cada persona la libertad y la responsabilidad de tomar una decisión formal y trascendental.

6.- Identificar la persona adecuada para liderar

Ya sea partiendo de cero o en un proceso de transformación, la construcción de una cultura alternativa a la imperante requiere de un liderazgo claro, reconocido, motivado y consistente. De lo contrario, el riesgo de acabar arrastrados por la corriente general es muy grande.

7.- Buscar a otros para hacer el viaje acompañado

La unión hace la fuerza, siempre, pero cuando quieres ir contra corriente esto se convierte casi en imprescindible. Compartir y contrastar con otros, aprender de sus experiencias, aportar las propias, visibilizar a los compañeros de viaje, todo esto es necesario para este cambio.

8.- Ser consistentes

Lo más complicado de estos procesos no suelen ser los inicios, sino darle continuidad. Apuntarse al gimnasio no suele ser lo más difícil, lo complicado es acudir de manera habitual. Como no puede ser de otro modo, nos van a surgir infinidad de dudas, problemas, obstáculos, pero no conseguiremos un cambio cultural profundo y duradero si nos venimos abajo a las primeras de cambio.

9.- Contrastar permanentemente con los valores que nos mueven

En esos momentos de dudas, de problemas que se nos presenten, y para los que no tenemos a mano una solución, necesitamos siempre echar mano de nuestros valores de partida, de nuestra ética compartida, la que nos mueve y nos guía. Esto es clave. De lo contrario, de manera inconsciente, tiraremos de las fórmulas imperantes.

10.- Disfrutar del camino porque no hay punto de llegada

Como escribíamos en el primer post de esta serie, se trata de un proceso verdaderamente transiberiano. No es un proceso para llegar a un sitio, no hay meta, no hay destino final, solo el camino, solo el proceso. En el camino tendremos sin duda éxitos, logros, momentos de celebración, pero no podemos plantar las tiendas, hay que seguir en movimiento porque una organización basada en personas en nómada por naturaleza.