La libertad y responsabilidad, los criterios generales y el consentimiento para la toma de decisiones
Seguimos desgranando en esta serie de artículos, las estructuras básicas que son necesarias para construir una organización autogestionada, según la manera en la que desde K2K Emocionando implementamos el nuevo estilo de relaciones, es decir, según nuestro “nerbyK2K”. Vamos a tratar en este artículo una de las estructuras más importantes de la autogestión: la manera en la que se toman las decisiones.
No nos vamos a engañar: una de las razones del enorme éxito de las organizaciones jerárquicas (éxito entendido desde el punto de vista del nivel de expansión de este modelo) se debe a que tiene un sistema de toma de decisiones muy claro, sencillo y rápido: se decide por el método de “la última palabra”, es decir, una persona es quien tiene en último término la capacidad total de tomar la decisión. Y cuanto más arriba en la pirámide jerárquica, sobre más ámbitos podré usar mi “última palabra”.
La claridad, sencillez y rapidez del método jerárquico, sin embargo, conllevan también una gran ineficiencia (una cosa es que alguien tome una decisión y otra muy distinta es que esta se lleve a cabo) y una tendencia natural al bloqueo (cada vez más decisiones se concentran en muy pocas personas, generando cuellos de botella y parálisis) y a la toma de malas decisiones (por falta de información suficiente, por mala información provocada por el miedo, por decisiones sin contrapeso ni contraste, etc). Para evitar estos defectos en el sistema, se intentan implementar “parches” como los sistemas de delegación, la petición de opinión mediante votaciones o mediante propuestas y sugerencias, etcétera.
En una estructura autogestionada el principio básico es que prima la libertad y la responsabilidad individuales de cada persona, dentro de los marcos o criterios generales acordados sin objeciones por el conjunto de la organización o del equipo correspondiente. Aparentemente es algo más complejo que el sistema jerárquico pero enseguida vamos a ver que no solo no es así, sino que además es una manera tremendamente eficiente de tomar decisiones.
Hay una creencia de base necesaria para poner en marcha este sistema: el presupuesto de que las personas, en un contexto de adecuada información y de libertad y responsabilidad, tratamos de tomar las mejores decisiones, y que cuando lo hacemos colectivamente no solo buscamos el interés personal sino también el común. Si no compartimos esta idea, nos va a costar mucho salirnos del sistema jerárquico.
En consecuencia, en una estructura autogestionada vamos a procurar definir criterios o marcos generales de actuación, en lugar de detallados procedimientos y reglamentos, y luego vamos a dejar a la libertad y responsabilidad de cada persona y de cada equipo, “jugar el partido” según las reglas que nos hemos dotado.
Para la definición de esos criterios generales vamos a tener en cuenta 3 elementos fundamentales:
- En la toma de decisión han de participar necesariamente las personas o equipos que se van a ver afectadas directamente por la decisión y/o que van a tener que implementarla. En ocasiones tendremos que dar voz, directa o indirectamente a personas que no son de la propia organización como a clientes, proveedores, aliados, o a la sociedad en su conjunto.
- Además otras personas o equipos deberán aportar la información y la opinión necesaria para conseguir que la decisión genere globalmente y en el largo plazo una mejoría frente a la situación precedente.
- La decisión debe poder ser explicada y comunicada de manera transparente, o de lo contrario estaremos ante una decisión que no ha sido adecuadamente tomada.
Cuando estamos tomando decisiones sobre criterios generales en una estructura autogestionada, vamos a utilizar de manera consistente la metodología del consentimiento[1], es decir, no vamos a votar para evitar que una parte (quienes voten en contra) se sienta irresponsable frente a la decisión tomada, ni vamos a buscar el consenso obligando a que todas y cada una de las personas estén completamente de acuerdo con la decisión. Vamos a buscar una decisión que cumpla estos requisitos:
- Que sea mejor que lo que hay en la actualidad, aunque no sea la solución total y definitiva.
- Que el riesgo de probar sea razonablemente asumible.
- Que no tenga objeciones por parte de ninguna de las personas o equipos que deben participar. En definitiva no se busca que todas las partes estén de acuerdo, sino que nadie esté en desacuerdo. Basta con una sola objeción para que la propuesta no se convierta en decisión y deba buscar la manera de integrar o solventar la mencionada objeción.
Dentro de estos marcos generales acordados, cada persona y cada equipo actúan con libertad y responsabilidad, tomando las decisiones directamente, proponiendo cambios si es necesario, ajustando y mejorando.
[1] Muchos de los conceptos de este tipo de consentimiento están tomados del consentimiento sociocrático, si bien no se utiliza esa metodología de manera exacta a como se hace en sociocracia.
[NER BY K2K es la aplicación concreta que hacemos del ner desde el equipo K2K Emocionando. El nuevo estilo de relaciones (ner) es un conjunto de ideas, valores y criterios que muchas organizaciones están poniendo en marcha por su cuenta, incluso llamándolos de otras maneras; por lo tanto, no son “propiedad” de K2K Emocionando, si bien, en el equipo tenemos nuestra propia forma de desplegar el Nuevo Estilo de Relaciones, que denominamos #nerbyK2K].