
Fotografía de Aarn Giri.
Las personas somos únicas
Hace unas semanas comencé a compartir una serie de reflexiones por medio de un primer artículo titulado “Cuando el porqué y el para qué fluyen de manera natural”, donde mostraba mi intención de hablar desde las tripas. Y así seguí haciéndolo en el segundo artículo “Creer es crear”, y en el tercero “Facilitar es ofrecer oportunidades”, donde concluía diciendo que para que las organizaciones fluyan en armonía, con libertad de acción en lo individual y en los equipos, participando de las decisiones, sembrando juntas y disfrutando juntas de la cosecha, teniendo orgullo de pertenencia al hacer que el propósito nos una y el reto nos satisfaga a todas por igual, necesitamos de lideres sencillos, cercanos, preferiblemente elegidos y no puestos a dedo, que sienta la energía que traslada la confianza de las personas. Eso le llevará a creer en las personas, y así podrá facilitar y compartir todo lo posible e imposible para que el éxito sea sentido por igual.
Cuando lideramos no nos centramos en controlar, nos sentimos cómodos con el comunicar, con el compartir, con el sentir la tierra y saber que hay entusiasmo en aquello que estamos creando, sea lo que sea. En las organizaciones es fundamental que las nuevas ideas puedan ser consideradas, algo que surge cuando el miedo no forma parte de las relaciones internas de jerarquía o poder, donde la información y la experiencia se alían para crear nuevo conocimiento. Este es el tipo de personas que deben estar al frente de las organizaciones.
En la vida se presentan continuas oportunidades de aprendizaje, todo problema es una oportunidad si lo que queremos es analizar la causa, y no a los o las culpables, analizar conjuntamente para aprender, disfrutar del conocer para comprender, del trabajo en equipo, reflexivo, en cooperación, en armonía, que es magia y vida.
Creo, sin lugar a duda, en el trabajo en equipo. Porque creo que las personas no somos perfectas, y no hemos venido para ser perfectas; por eso, sigo hablando de la evolución del ser humano, porque juntos nos complementamos. Y ahí es donde entendí, hace décadas, que el trabajo en equipo nos complementa porque no somos perfectos, pero si únicos. A veces, cuando hablo de estas cosas, me dicen, “Koldo que tu tampoco eres perfecto”. Yo contesto que no hace falta que me lo diga que ya lo sé, o de lo contrario se desmonta la teoría. Y, por eso, soy un enamorado del trabajo en equipo, por eso nunca voy a ningún sitio solo, por eso nunca he hecho nada solo, porque creo en la complementariedad, porque creo en el ser humano diverso, y diversos nos complementamos. Si fuéramos iguales no nos complementaríamos y seríamos todavía mas competitivos de lo que somos ahora, que ya somos demasiado. ¿Por qué compites con alguien que no es como tú?
En el mundo de la infancia y en el mundo de los padres, las madres y la educación, yo siento que no tenemos que proteger a las personas, no tenemos que cargar con el dolor de las personas, no tenemos que dar pescado a las personas, tenemos que enseñarles a pescar. Debemos tener claro esto y no ejercer una compasión mal entendida. Tenemos que, quizás, compartir su dolor, pero no tenemos que cargar las espaldas y sufrir por ellas. No hemos venido a sufrir, hemos venido a acompañar, a facilitar, a eso sí hemos venido. Por eso hablo mas del liderazgo que de la gestión, que tiene que ver más con estrujar. Me cansa repetir y oír todos los días el término: recursos humanos; recursos financieros sí, recursos materiales sí, recursos tecnológicos sí, pero ya vale que en el 2022 sigamos hablando en las organizaciones de recursos humanos. Las personas no son recursos, por favor.
Cuando tratamos a las personas como recursos, no vale justificar con un: “bueno ya me entiendes lo que quiero decir”. No, no, no, no… Las palabras tienen significado. No pueden pasar las décadas e innovar mucho tecnológicamente, y ni siquiera actualizar el significado de nuestro vocabulario en lo referente a las relaciones. No somos conscientes de la importancia de cada persona y sus únicas circunstancias, su diversidad y, por tanto, su única misión en este caminar en coincidencia con otras personas donde se suman energías con el objetivo de lograr un reto superior, algo que les une y les eleva. Solo es interiorizar la importancia de cada persona en la organización.
Las personas somos únicas, somos diamantes en bruto que debemos cuidar desde su origen. Si tienes la suerte de tener un hijo o hija y es a, b, c, o d, no se lo puedes estar diciendo en términos ni comparativos y mucho menos negativos. Les digo a los padres: “decidles, miles de veces, a vuestros hijos y a vuestras hijas, que son seres únicos. Cariño que tu eres una niña única, una joya de la naturaleza y nada ni nadie te puede comparar, y menos una nota 3,5, ni 9”. Solo es acompañar a encontrar su camino, aquello para lo que vinieron. ¡Que maravilla de viaje!
Y claro, desde esa unicidad es cuando en la vida, si voy así, iría con el orgullo de ser única; y eso cambia la vida absolutamente. Sí, hay que repetírselo muchas veces.
Cuando me aproximo ahora a la educación, y me cuentan cosas de niños o niñas que cuando llevan suspensos van a casa con pánico, que hoy en día todavía son castigados muy duramente en sus casas, niños y niñas que en las escuelas y en los colegios, en los institutos, en el País Vasco, se les trata de manera estándar, como si fueran números, conociendo poco o nada sobre su vida personal, sin haber hablado con sus padres antes de iniciarse los cursos, sin haberles visitado en su entorno real, sin tener una conversación personal, dándoles la oportunidad de la escucha sobre aquello que ahora les ocupa y preocupa en su vida. Cada tutor tiene 22 – 24 alumnos, con edades de 12, 13, 14 años, que están en este momento critico en su vida, que tienen la mayoría de ellos problemas serios, muy importantes para su vida adulta, en función de como se les acompañe a resolverlos en este periodo escolar.
Hay situaciones de relaciones familiares muy complejas, y más en estos momentos de convivencia forzada, problemas de adaptabilidad de culturas y, por supuesto, de lengua. ¿Tiene lógica exigencias iguales, exámenes iguales, para quienes conocen de nacimiento la lengua que para quienes tienen problemas de entendimiento y comunicación? Cuesta tanto conocer en unos dias antes de empezar el curso, por parte de los y las tutores, qué hay escrito sobre la trayectoria de cada alumno o alumna, cuál es la situación relacional familiar, con quién y dónde vive, cómo viene, desde dónde viene, si duerme bien o le cuesta descansar, o si ha desayunado o no. ¿Sin esto podemos empezar a poner notas, en unas pocas semanas, con exámenes idénticos para todos? ¿Puedes poner suspensos sin saber esto? ¿En algunos casos una nota 4, no seria de un gran valor según las circunstancias? Y si, además, consideramos que no hay dos personas iguales en el mundo. ¿Como podemos valorarlas si son diferentes? ¿Solo se diferencian por año de nacimiento? ¿No lograremos, actuando de esta manera, añadir más temor, más dolor, más miedo, más incomprensión, posiblemente más odio, a todo lo que les rodea?
Somos seres únicos y hemos venido con algo para hacer y lo que tenemos que hacer es facilitar eso a lo que cada persona ha venido, en aquello en lo que tengamos posibilidad, facilitar la entrada en el rio de la vida para que fluyan y, así, poder evolucionar.
Esto que os he compartido, esto que es lo que soy, es lo que siento y de esa manera, con ese sentimiento que tengo en mis tripas, es con lo que he actuado en las organizaciones empresariales de todo tipo y las cosas nos han ido muy bien. No puede ser de otra manera, con seres únicos solamente puedes conseguir cosas únicas.
